El Sindrome Metabolico

Obesidad, adipogénesis y resistencia a la insulina

Frecuentemente la resistencia a la insulina precede al desarrollo de diabetes tipo 2, y además es una constante en el síndrome metabólico que hoy en día, según la OMS, afecta a más del 15% de la población, sobre todo femenina. Aunque la causa de este proceso no está clara, parece intervenir los cambios en el estilo de vida con un escaso ejercicio físico y accesibilidad constante a alimentos, especialmente en los países occidentales. Esto se junta a factores genéticos, son los que han disparado la escalada de las enfermedades relacionadas con el metabolismo que han sido estudiadas en el estudio CARMEN (Conjunto de Acciones para la Reducción Multifactorial de las Enfermedades no Transmisibles) de la Organización Panamericana de la Salud.

El síndrome metabólico (SM) es un conjunto de anormalidades metabólicas consideradas como un factor de riesgo para desarrollar enfermedad cardiovascular, obesidad y diabetes. Los componentes del SM se han definido según diferentes guías y consensos. Las definiciones propuestas por el National Cholesterol Education Program Adult  Treatment Panel III (ATP III) y la International Diabetes Federation (IDF) son las más utilizadas en las diferentes publicaciones; sin embargo, se han realizado actualizaciones para diferentes poblaciones según la etnia y ubicación geográfica, como es el caso de la Asociación
Latinoamericana de Diabetes (ALAD), que define un perímetro abdominal determinado para la región. En el año 2009, la publicación Harmonizing the Metabolic Syndrome sugirió un consenso para el diagnóstico de SM tratando de unificar los criterios de las diferentes organizaciones.
Respecto a la forma de aparición del SM, la resistencia a insulina ha sido considerada como base del desarrollo del conjunto y la obesidad abdominal o central como responsable del desarrollo de esa resistencia.
Las adipoquinas producidas por el tejido adiposo abdominal actúan directa o indirectamente en el desarrollo de los componentes del síndrome.
Es importante mencionar que el síndrome  ha sido considerado un
equivalente diagnóstico de pre-diabetes, por ser predictor de diabetes y que el incremento en la prevalencia del SM a nivel mundial le ha otorgado una gran importancia en la prevención y control de riesgo de la  enfermedad cardiovascular y la diabetes.

La obesidad, sobre todo la de acumulación alrededor de la cintura en adolescentes y adultos jóvenes, es un factor de riesgo para desarrollar resistencia a insulina, pero no es el único ya que el síndrome se puede producir en jóvenes relativamente delgados, pero muy poco frecuentemente.

El aumento del tejido adiposo se relaciona con el aumento de la producción de citoquinas pro-inflamatorias, que junto a ácidos grasos saturados, resultan ser los responsables del desarrollo de la resistencia a insulina. También la mayor o menor capacidad del tejido adiposo para almacenar grasa juega un papel importante en el desarrollo del síndrome de Reaven ya que cuando se supera esta capacidad, variable en cada persona, se produce el escape de lípidos que se acumulan en  otros tejidos donde podrían interferir con las señales para la liberación y acción periférica de la  sobre el GLUT-4 que es el factor de acción relacionado con la insulina sobre todo en el tejido adiposo y muscular, aunque en menor proporción también presente en células hepáticas, en los glóbulos blancos, en las gónadas y en la piel.

En relación con las gónadas tenemos el síndrome de ovario poliquístico (PCOS). Éste es una entidad heterogénea que se caracteriza por hiper-androgenismo y oligomenorrea (predominancia de características de masculinización y falta de menstruación o menstruación irregular). Presenta este síndrome el 75% de las mujeres con trastornos menstruales importantes y un alto porcentaje de los casos de infertilidad por falta de ovulación. En los últimos años se ha demostrado que es la patología subyacente en más de 85% de las mujeres con hirsutismo y en 45% de los abortos que ocurren en la etapa temprana del embarazo.

Este síndrome tiene su sustentación endocrina en aumento de la testosterona libre (hormona masculina), de la testosterona total, de la dehidro-epiandrosterona y de la 17-hidroxiprogesterona, junto con una disminución de la globulina ligadora de hormonas sexuales y un aumento de la relación LH/FSH. (hormona luteininzante sobre hormona folículo estimulante). Todo en relación con un ambiente metabólico dominado por un exceso de insulina que actúa en las gónadas aumentando el ingreso de glucosa, algunos aminoácidos y ácidos grasos. Por otra parte, la insulina actúa directamente en el ovario, estimulando la producción de testosterona en las células de la teca interna de los folículos del ovario, lo que origina el hirsutismo, la oligomenorrea, el acné, la relación talla/cintura aumentada y la anovulación crónica e infertilidad secundaria.

Inicialmente, la resistencia a insulina genera mecanismos compensatorios, de forma que durante un período de tiempo, la secreción aumentada de insulina mantiene la glucemia en rango normal en el período que denominamos pre-diabético, resulta difícil de detectar desde el punto de vista clínico, precisamente por el mantenimiento de los valores de glucemia dentro de la normalidad.

Las mediciones de insulina nos pueden ayudar, pero no siempre ya que el efecto sanguíneo de la insulina es de corta duración y es posible que el examen no detecte los picos de producción y tengamos un valor normal aún en presencia de síndrome metabólico. Por eso la OMS insiste en que el diagnóstico debe hacerse por los signos clínicos.

Esta situación, en la mayor parte de los casos, se deteriora progresivamente al presentarse el fracaso pancreático, cuando las células beta no solo no son capaces de mantener la secreción aumentada de insulina que demanda el metabolismo, sino que empiezan a deteriorarse disminuyendo su número por muerte relacionada con el mismo exceso de insulina y otros factores que no conocemos detalladamente.

Durante los últimos años se ha estudiado la asociación del genoma humano y se han identificado varios loci  involucrados en enfermedades como la obesidad y la diabetes. Más de 35 loci susceptibles se han identificado para la diabetes tipo 2 y 32 para la obesidad.

Estos datos genéticos y epidemiológicos aceleran el estudio de los mecanismos que regulan la sensibilidad a la insulina. La insulina no solo regula la glucosa, sino que también tiene un papel importante en el metabolismo de los lípidos y proteínas, cuyo metabolismo a su vez puede verse alterado en estados de resistencia a la insulina. Es evidente que debido a esta complejidad del sistema, los estudios no sólo se han dirigido a la caracterización de vías de señalización de la insulina in vitro y al desarrollo de modelos in vivo para poder establecer cualquier correlación fisiológica, sino también al estudio de otros factores extrínsecos que afectan a las diversas moléculas en la cascada de señalización de la insulina y que podrían estar implicados en el desarrollo de resistencia a insulina.

¿Cuál son los factores de riesgo del síndrome metabólico?

Las personas con síndrome metabólico tienen una conjunción de los siguientes factores de riesgo:

  • Obesidad central, es decir, un exceso de grasa en la zona abdominal.
  • Presión arterial alta de 130/85 mm.Hg. (milímetros de mercurio) o superior. Una medición normal de presión arterial es 120 mm.Hg. o menos para la presión sistólica (la máxima) y 80 mm.Hg. o menos para la presión diastólica (la mínima).
  • Elevación de glucosa en sangre en ayunas nivel igual o superior a 150 mg./dl.
  • Niveles elevados de triglicéridos: más de 150 mg./dl. (miligramos por decilitro). Los triglicéridos son un tipo de grasa en la sangre.
  • Niveles bajos de colesterol HDL (el colesterol «bueno»), definido como menos de 40 mg./dl. en los hombres y menos de 50 mg./dl. en las mujeres.

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Diabetes Generalidades

Generalidades de la Diabetes Mellitus tipo 2

La diabetes tipo 2 (una profunda alteración del metabolismo corporal)

Tradicionalmente y desde el descubrimiento de la insulina por Banting y Best en el año 1921, (un hito en la historia de la salud en el mundo y uno de los descubrimientos que más vidas han salvado) se le ha otorgado un papel central y casi exclusivo a la insulina en la producción de la diabetes mellitus.

Sin embargo, hay evidencia que sugiere que la disfunción en las interacciones paracrinas dentro del islote (parte del páncreas en donde se produce la insulina) pudieran jugar un papel clave en la aparición de trastornos en el metabolismo de los azúcares y las grasas y formar parte integral de un conjunto de factores que desencadenan la aparición de la diabetes tipo 2.

La porción endocrina del páncreas está constituida por los islotes de Langerhans, los cuales son estructuras de tamaño variable distribuidas por todo el páncreas especialmente en la cola, y representan apenas el 2% del volumen total de este órgano.

Dentro de los islotes destacan las células α y β (alfa y beta)  encargadas de la síntesis y secreción de glucagón e insulina respectivamente, siendo estas 2 hormonas las principales reguladoras del metabolismo de la glucosa y de otros alimentos entre ellos las grasas y los aminoácidos.

Recientemente  se ha dado énfasis a las acciones biológicas del glucagón, y su contribución en la aparición de la diabetes mellitus tipo II (llamada diabetes sacarina por los antiguos griegos que observaron que se producía orina en grandes cantidades y que ésta tenía sabor dulce), y las posibles intervenciones farmacológicas destinadas a modular sus efectos en el tratamiento de esta patología.

La diabetes mellitus tipo 2 está relacionada a cuatro condiciones:

1.- Herencia

2.- Mal funcionamiento de la insulina (síndrome metabólico)

3.- Obesidad, sobre peso o alimentación inadecuada

4.- Sedentarismo o falta de actividad física.

La herencia:

La enfermedad tiene fuertes tendencias hereditarias y los genes con los que nacemos no se pueden cambiar. Sin embargo, una investigación de la Universidad de Lund en Suecia muestra que podemos modificar la función de los genes a través de los cambios epigenéticos que tienen lugar en el curso de la vida.

La importancia de los factores genéticos se comenzó a plantear a partir de estudios realizados en gemelos, en los que se demostró una mayor incidencia de la enfermedad en gemelos o trillizos homocigotos que en gemelos heterocigotos, así como en estudios que mostraban una mayor prevalencia de la enfermedad en ciertas poblaciones, como los indios Pima de Norteamérica. También se demostró que los grados de sensibilidad a la insulina en los caucásicos son heredados y que los valores bajos se asocian a un mayor riesgo de desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo en Querétaro, México, el 50% de la población adulta es diabética siendo una de las más altas incidencias del mundo.

La causa principal se desconoce pero se ha asociado a la alta ingesta de carbohidratos y a malos hábitos alimenticios.

Ahora bien, además de los factores genéticos, es bien conocida la presencia de factores ambientales, tales como el estilo de vida y la dieta, que influyen decisivamente en la aparición o no y en la intensidad de la enfermedad. A estos factores es que se achaca el aumento desproporcionado de la frecuencia de la DM en los últimos 30 años en que ha llegado a ser el tercer problema de salud mundial, después de la obesidad y la cardiopatía (con la cual además, está profundamente relacionada).

Con base en el papel de los factores genéticos, la DM2 puede dividirse en dos grandes grupos:

  • monogénica y
  • poligénica.

Las formas monogénicas se caracterizan por una elevada penetrancia, una edad de comienzo temprana y, habitualmente, PERO NO SIEMPRE, un cuadro clínico más grave con manifestaciones frecuentes de daño extrapancreático (daño a órganos blanco o diana) y con la condición de obesidad y, por lo tanto, resistencia a la insulina (RI) y se produce adicionalmente de un deterioro y muerte de la célula beta del páncreas.

Para vencer la RI, la célula beta inicia un aumento de la masa celular, produciendo mayor cantidad de insulina (hiperinsulinismo), que inicialmente logra compensar la resistencia, y mantener los niveles de glucemia normales. Este aumento de la insulina circulante favorece el funcionamiento de las células «insulino-dependientes» pero afecta gravemente a los tejidos que no tienen una dependencia directa de la insulina causando los demás problemas relacionados con el síndrome X como el hirsutismo, hipertensión, ovarios poliquísticos trastornos menstruales y esterilidad; obesidad centrípeta, acantosis nigricans y estrías cutáneas y otros problemas menores.

Con el tiempo, sin embargo, la célula beta pierde su capacidad para mantener la hiperinsulinemia compensatoria, produciéndose un déficit relativo de insulina con respecto a la RI. Aparece finalmente la hiperglucemia, inicialmente en los estados postprandiales y luego en ayunas, a partir de lo cual se establece el diagnóstico de DM2 .

Debido a su relación con la obesidad, se dice que todo obeso (con un IMC superior a 33) puede tener una de dos condiciones: O tener RI, o ser “metabólicamente sano” y, en este caso, el pronóstico del manejo de la obesidad es mucho mejor y el paciente responderá más adecuadamente a los planes de dieta y ejercicio físico.

El adipocito es la célula principal en todo el proceso ya que acumula ácidos grasos (AG) en forma de triglicéridos (TG) pero además, a través de múltiples señales, conocidas como las adipocinas, puede influenciar otros órganos. Su capacidad de almacenamiento se ve limitada por su tamaño; al alcanzar ocho veces el tamaño original, no puede seguir almacenando triglicéridos, generando migración de éstos a órganos que en condiciones normales no  contienen estas sustancias  como son el músculo esquelético (ME) y el hígado casando la EHNA conocida corrientemente como hígado graso. (ver http://www.doctorpiza.com/?p=4000)

El ME es el principal órgano blanco de la insulina, ya que allí se deposita por efecto de la hormona el 80% de la glucosa circulante y la llegada de los AG bloquea las señales de la insulina, lo que lleva a un incremento en la RI en el tejido muscular esquelético o liso.

La unión con la insulina fosforila (combina con fósforo) al sustrato del receptor de insulina 1 (IRS 1) en relación con el aminoácido tirosina, activando la vía de la fosfoinositol 3 cinasa (PI3K), la cual a su vez activa la translocacion del transportador específico  de la glucosa, GLUT-4, desde el citoplasma hasta la membrana celular, generando poros que permiten la entrada de la glucosa a la célula. Con la llegada de los AG libres (AGL) se activa el diacilglicerol (DAG) y posteriormente la proteína cinasa C; ésta a su vez fosforila el IRS-1 pero ya no en la tirosina sino en la serina y, como consecuencia de esto, el IRS ya no queda disponible para la insulina, ocasionando la RI.

En una presentación ante la Asociacion Americana de Diabetes del 2010  se discutió  la importancia de la resistencia a la insulina en el hígado, concluyendo que la producción endógena hepática de glucosa es fundamental en la hiperglucemia tanto de ayunas como postprandial, a través de la gluco-neogénesis o sea la síntesis de glucosa a partir de los aminoácidos por medio del fenómeno conocido como TRANS-AMINACIÓN en que las amino-tranferasas tienen un papel primordial.

La Diabetes es una enfermedad nutricional:

La importancia de la dieta en el tratamiento de la diabetes ha sido reconocida durante siglos por distintas culturas. Ya en el papiro de Ebers (1550 AC) se recomiendan intervenciones nutricionales específicas para tratar la diabetes. Lo mismo hacen Galeno y Areteo de Capadocia (s.II DC), y posteriormente Avicena (1020) y Abd El Latif Al Baghdadi (1225). Más recientemente y con el mayor conocimiento de la etiopatogenia de la diabetes aparecen la dieta de “Carne y Grasa” de Roll en 1797, las dietas completas de albúmina y grasas de Naunyn (1898), y las “Curas de Avena” de von Noorden (1938) .

Antes del descubrimiento de la insulina el manejo dietario era el único tratamiento posible para las personas con diabetes pero, durante el último medio siglo el escenario ha cambiado y hemos sido testigos del impactante aumento de la obesidad en todo el mundo por una «RELAJACIÓN DE LAS COSTUMBRES Y EL CONTROL» que ha hecho que tanto médicos como pacientes que se han vuelto «más fármaco-dependientes».

Es así como vemos que cualquier médico al que le llega un paciente diabético inicial (debut diabético) o con síndrome metabólico, inmediatamente recurre a los fármacos con muy poco énfasis en los aspectos de dieta y ejercicio y retorno a unas condiciones de vida saludables que pueden permitir la compensación de al menos el 30% de los casos sin recurrir a medicamentos y a disminuir las dosis de los mismos y evitar sus efectos secundarios, sobre todo relacionados con la insulina.

Si bien las causas de esta verdadera pandemia de obesidad y DM2, son múltiples, hay un aspecto que debe llamar nuestra atención: «hemos heredado los genes de nuestros ancestros cazadores y recolectores, quienes sobrevivieron por tener la capacidad de almacenar nutrientes como tejido adiposo para ser utilizados en periodos de carencia, los que son en la actualidad prácticamente inexistentes».

Lo anterior explica por qué una adecuada nutrición debe seguir siendo considerada el pilar del tratamiento de la diabetes aún cuando se dispone de numerosos tipos de insulina y fármacos hipo-glicemiantes .

Los objetivos de la terapia nutricional son lograr y mantener un nivel de glicemia y Hemoglobina Glicada A1c (HbA1c) normales o casi normales, mantener parámetros lipídicos que reduzcan el riesgo cardiovascular y lograr presiones arteriales en rangos aceptables y seguros.

En niños, adolescentes y mujeres embarazadas o en lactancia que presentan diabetes, la meta nutricional consiste en aportar una alimentación que sea suficiente para garantizar un crecimiento y desarrollo adecuados. Para quienes son tratados con insulina o fármacos insulino-secretores (sulfonilureas y meglitinidas) la terapia nutricional debe enfocarse en educar al paciente para mantener conductas seguras durante la realización del ejercicio físico que prevengan y traten la hipoglicemia, como asimismo ayudar a controlar la hiperglicemia durante enfermedades intercurrentes.

Alcanzar los objetivos nutricionales requiere de un equipo de profesionales coordinado que enfoque sus esfuerzos en la participación activa del paciente y la cooperación de sus familiares. Debido a la complejidad desde el punto de vista práctico que representan los aspectos nutricionales, es recomendable que la información y educación sea otorgada por un profesional nutricionista capacitado y con habilidad en implementar terapias de cambio de estilo de vida como el «COACHING NUTRICIONAL».

Diversos estudios han reportado mejorías del control metabólico con reducción de la HbA1c entre 0.25 y 2.9% con terapia nutricional  y ejercicio físico moderado, luego de 3 a 6 meses de iniciada, observándose los mejores resultados en pacientes diabéticos de corta evolución. Esto resalta la importancia de implementar precozmente las intervenciones nutricionales. En cuanto a la periodicidad de los controles, se ha observado que las visitas mensuales o trimestrales (en pacientes ya compensados) logran no solamente una reducción sostenida de la HbA1c, sino también mejorías en los parámetros lipídicos y en las cifras de presión arterial.

 

Glucosa Vs Fructosa un dilema

Para la salud: ¿fructosa o glucosa?

El sirope de maiz alto en fructosa (HFCS) es dañino para la salud
El sirope de maiz alto en fructosa (HFCS) es dañino para la salud

Entre los azúcares presentes en nuestra dieta, los dos monosacáridos principales son la glucosa y la fructosa, que juntos, conforman la sacarosa o azúcar de mesa. Sin embargo, siempre se ha asociado la palabra glucosa a fuente de energía y también a sus valores en sangre contra los que luchan los diabéticos y por el contrario, la palabra fructosa se asocia a fruta por lo que resulta mejor vista por todos.

Sin embargo, metabólica y saludablemente y al momento de endulzar, ¿cuál de las dos es mejor? y ¿cuál hace menos daño a nuestro organismo?:

Suponemos, por estudios antropológicos, que el hombre evolucionó comiendo carne y que esta fue la causa de su desarrollo cerebral superior a los demás primates (cosa que no se ha probado ya que el alimentar de esa manera a los chimpancés desde bebés no ha conseguido mejorar el desarrollo cerebral, pero tomemos como real no que nos dicen). De esa manera la dieta del hombre paleolítico se basaba en carne con grasa, tubérculos, algunas frutas, hojas verdes y de cuando en cuando un poco de miel que siempre fue atractiva para el homo sapiens.

La dieta llamada PALEO está de gran moda y se basa en carnes y vegetales casi sin carbohidratos con excepción de pequeñas cantidades de miel
La dieta llamada PALEO está de gran moda y se basa en carnes y vegetales casi sin carbohidratos con excepción de pequeñas cantidades de miel

Que azúcares contiene la miel de las abejas, fundamentalmente las dos que nos ocupan glucosa en un 25 a 30% y fructosa entre un 35 y 45% con una pequeñísima proporción de sacarosa (unión de ambas azúcares) de aproximadamente entre un 1 y un 5%. Todo de acuerdo al origen del cual se nutren las abejas (Apis mallifera) y otras de menor importancia.

¿Cuál de las dos azúcares es mejor?

Hoy en día la dieta del ser humano en occidente contiene al menos un 10% de azúcar tanto en forma visible como al endulzar el café como invisible en postres, salsas, espesantes y otros compuestos. Trataremos de investigar si alguna de las dos queda libre de culpa y las consecuencias que debemos pagar si abusamos de ellas.evolucion-obesidad

Durante mucho tiempo se ha escuchado que la fructosa, cuyo metabolismo no requiere de insulina, es ideal para los diabéticos. Sin embargo, su metabolismo da origen a los mismos productos que se obtienen de la glucosa, solamente omitiendo la necesidad de insulina.

La glucosa es el alimento que se usa como patrón para determinar el índice glucémico (IG) y se le da un valor de 100% o sea que es el alimentos que más eleva el azúcar en la sangre después de comerlo. Mientras tanto la fructosa solamente tiene un IG de 10% o sea 10 veces menos que el de su compañera

Cuando la industria alimenticia descubrió lo anterior se empezó a popularizar a la fructosa como sustituto del azúcar de mesa y el hecho de que es un 30% más dulce hace que necesitemos menos cantidad para lograr el mismo nivel de “endulzamiento”. Todo parecía muy bien y grandes cantidades de la sobreproducción de maíz de los Estados Unidos y Canadá se dedicó a producir HFCS o sirope de maíz alto en fructosa que ustedes encontrarán en gran cantidad de alimentos enlatados y en conservas y reposterías de todo tipo.

Tanto la glucosa como la fructosa entran en el metabolismo de producción de glucógeno o sea el almidón de almacenamiento en el hígado y en los músculos y ambas nos proporcionan 4 Kcal por gramo en forma de energía de rápida utilización.

El problema es que ambos azúcares entran muy fácilmente en la producción de grasa o sea en la posibilidad de aumentar de peso.

El cuerpo humano funciona como el almacén o bodega de una industria. Cuando recibe un alimento toma inmediatamente una decisión de si lo necesita en ese momento o si lo debe «guardar para el futuro» y para guardarlo cuenta con una pequeña bodega que almacena carbohidratos en forma de almidón (capacidad de aproximadamente 500 a 600 gramos) y una interminable bodega que almacena grasa o sea tejido adiposo o, mejor dicho, obesidad que puede llegar a más de un millón de Calorías almacenadas en más de 100 kilos de grasa. (suficiente para vivir sin comer durante 500 días o sea año y medio).

El problema que tenemos hoy en día es que «nunca deja de llegar mercadería a la bodega» o sea que lo almacenado nunca se va a utilizar y por eso no podemos adelgazar.

Algo que se ha descubierto recientemente es que la grasa no está allí por siempre o sea que no es simplemente un «peso muerto» si no que hay un constante proceso de movilización de la grasa acumulada y nueva acumulación a lo que llamamos el «turn over» o ciclo metabólico y que no comer o llevar una dieta demasiado baja en Calorías nos va a llevar a un enlentecimiento de ese ciclo haciendo que bajemos de peso más lentamente, por lo que debemos mantener una dieta entre 1000 y 1500 Calorías diarias con una razonable actividad física para adelgazar más rápidamente.

Abusar de la glucosa, la fructosa o la sacarosa, tendrá un mismo efecto en el cuerpo: balance calórico positivo y aumento de peso corporal aparte de que se ha descubierto que la fructosa adicionada a las bebidas puede ocasionar mayores problemas con los lípidos corporales y el colesterol y estimular resistencia a la insulina y síndrome metabólico más que la glucosa, lo cual se vincula a mayor riesgo cardiovascular, ovarios poliquísticos y otros problemas.

Comer fructosa contenida en alimentos naturales como la fruta o las verduras, es distinto, porque su porcentaje es muy bajo y además contienen también, fibra, agua, vitaminas y minerales. Pero recuerden que el consumo de frutas dulces no es libre en ningún plan nutricional razonable y que los alimentos deban balancearse.

En definitiva, como todos los azúcares, debemos consumirlos con moderación, ya que no deben representar gran parte de las calorías en nuestra dieta. Y aunque no sean lo mismo, el resultado final en el cuerpo de uno u otro azúcar, es muy similar, y en exceso, pueden perjudicar la salud.

 

La Insulina (hormona anabolica por excelencia)


LA INSULINA

La Diabetes mellitus ha sido conocida por los médicos desde épocas antiguas. La literatura India en el siglo sexto antes de Cristo ya hace mención de la enfermedad y en referencias Egipcias antiguas del papiro de Ebers se le relaciona con alto azúcar en la orina lo cual se demostraba porque las hormigas acudían inmediatamente hacia un pozo de orina emitida por un paciente.

El médico Griego Areteus de la provincia Romana Imperial de Cappadocia, en la actual Turquía, describió en el siglo primero después de Cristo el caso clásico de la diabetes mellitus con gran exactitud y en el siglo décimo el médico Persa conocido como Avicenna observó que los diabéticos eran dos grupos distintos de las personas: Unos, los individuos finos o delgados, más jóvenes y otros  más obesos y viejos. Entonces definió los dos tipos fundamentales de diabetes haciendo énfasis en que el tratamiento era la dieta estricta con pérdida de peso en el caso de los adultos pero, en los jóvenes, la enfermedad era irremediablemente mortal por desnutrición y pérdida del azúcar por la orina. Sin saberlo descubrió que la insulina es indispensable para el aprovechamiento de los alimentos y para que ingrese la energía en muchas de las células del cuerpo por lo que la ausencia total de esta hormona en los casos de diabetes tipo uno, determinaba la muerte irremediable.

avicena
Avicenna Médico Persa que describió la diabetes con gran exactitud y detalle en el siglo X después de Cristo

En 1869 Paul Langerhans, un estudiante de medicina en Berlín encontró dos grupos de células en el páncreas pero no logró explicar su función ni encontrar una relación con un conducto de excreción de sus productos.

Fue Eduardo Laguesse un histólogo francés del siglo 19 quien más adelante nombró a los grupos de células “Islotes de Langerhans” en honor a su descubridor y sugirió que podían ser productores de secreciones que desempeñan un papel regulador en la digestión. También sugirió que, como los islotes no eliminaban su contenido a un conducto, podrían hacerlo directamente a la sangre, creando así el concepto de glándula endocrina.

El sistema endocrino o también llamado sistema de glándulas de secreción interna es el conjunto de órganos y tejidos del organismo, que segregan un tipo de sustancias llamadas
hormonas, que son liberadas al torrente sanguíneo y regulan algunas de las funciones del cuerpo. Es un sistema de señales similar al del sistema nervioso, pero en este caso, en lugar de utilizar impulsos eléctricos a distancia, funciona exclusiva-mente por medio de sustancias (señales químicas). 
Las hormonas regulan muchas funciones en los organismos, incluyendo entre otras el estado de ánimo, el crecimiento, la función de los tejidos y el metabolismo, por células especializadas y glándulas endocrinas. Actúa como una red de comunicación celular que responde a los estímulos liberando hormonas y es el encargado de diversas funciones metabólicas del ser vivo. Por ejemplo en los vegetales, hay hormonas que regulan la producción de raíces. 
Los órganos endocrinos también se denominan glándulas sin conducto o glándulas de secreción interna, debido a que sus productos se liberan directamente en el torrente sanguíneo, mientras que las glándulas exocrinas liberan sus secreciones sobre la superficie interna o externa de los tejidos cutáneos, la mucosa del estómago o el revestimiento de los conductos pancreáticos, entre otros sitios.
Las hormonas secretadas por las glándulas endocrinas regulan el crecimiento, el desarrollo y las funciones de muchos tejidos, y coordinan los procesos metabólicos del organismo. La endocrinología es la ciencia que estudia estas glándulas, las sustancias hormonales que producen, sus efectos fisiológicos, así como las enfermedades y trastornos debidos a alteraciones de su función.

La insulina es un polipéptido (similar a una proteína) de 51 aminoácidos y de un peso molecular de 6000. Es un dímero porque está compuesta por dos cadenas polipeptídicas o de proteínas. Es producida y segregada por las células beta, que se encuentran agrupadas en el páncreas (grupo de un millón de células aproximadamente) bajo el nombre de Islotes de Langerhans. Se la denominó insulina por el latín insula, «isla», ya que se produce en esos islotes.

En los inicios del siglo 20,  Frederick Allen un médico militar norteamericano que luego publicó sus hallazgos con el patrocinio del Rockefeler Center descubrió como convertir a un perro en diabético eliminando gran parte del páncreas y como controlar sus síntomas con un programa estricto de dieta que se basaba en grasa y proteína eliminando casi por completo los carbohidratos y sobre todo prohibiendo el azúcar.

Con base en estos estudios se produjo en Alemania un extracto pancreático para el tratamiento de le diabetes que ya se conocía como una enfermedad relacionada con niveles altos de azúcar en la sangre.

En 1921 en la Universidad de Toronto, en Canadá Fredrick G. Banting, Charles H. Best y J.R. Macleod  descubrieron la insulina aunque ya había sido descrita por Nicolae Constantin Paulescu un medico rumano que la llamó «factor antidiabético». Los canadienses lograron aislar la hormona y en 1922, la insulina de origen bovino, llamada así con base en el término de “Insel”, la palabra Alemana para el islote o isla pequeña, llegó al mercado pero con grandes efectos secundarios que muchas veces hicieron imposible su utilización que continuaron hasta que, en 1978, se logró sintetizar en California a base de un cultivo de Escherichia Coli y desde entonces se cuenta con insulina sintética segura para el tratamiento de la diabetes.

En el organismo normal, la insulina mantiene la glucosa sanguínea a un nivel satisfactorio (normo-glucemia), previene su aumento o lo corrige, e influye en la producción y el consumo de glucosa.

CARACTERISTICAS DE LAS INSULINAS INYECTABLES 

TIPO DE PREPARACIÓN INICIO DE ACCION PICO DE ACCION DURACIÓN DEL EFECTO
Acción rápida, cristalina o regular 15 – 30 minutos 2 – 4 horas 6 – 8 horas
Semilenta de Rápida acción (PROMPT INSULIN ZINC SUSPENSIÓN) ½ A 1 hora 4 – 9 horas 10 –16 horas
De efecto intermedio (NPH o Lente) 1 – 3 horas 4 – 9 horas 18 – 26 hora
De Larga Duración (Ultralenta y PZI) 4 – 8 horas 14 – 24 horas 28 – 36 horas

Cuando las concentraciones de azúcar en la sangre son bajas, el páncreas libera glucagón, que actúa contrariamente a la insulina, estimulando la degradación de glucógeno y la liberación de glucosa del hígado. Cuando las concentraciones de glucosa en la sangre son elevadas, el páncreas libera insulina, que elimina la glucosa del torrente sanguíneo e influye en el consumo de glucosa estimulando a los receptores de las células a captarla.

Acciones de la insulina:

  • Produce hipoglucemia, mantiene la normoglucemia y previene y corrige la hiperglucemia y los estados diabéticos.
  • Incrementa la utilización de la glucosa de los tejidos.
  • Acrecienta la transferencia de la glucosa al interior de las células.
  • Aumenta la formación de grasas (LIPOGENESIS) (glucosa a ácidos grasos), e inhibe el pasaje de grasas a ácidos grasos (LIPÓLISIS).
  • Transforma la glucosa en glucógeno hepático (anti-cetogénesis) y muscular y acelera el proceso (efecto glucogenético).
  • Permite la síntesis de péptidos (proteínas) a partir de aminoácidos.
  • Disminuye la gluconeogénesis proteica. (CONVERSIÓN DE AMINOÁCIDOS GLUCOGÉNICOS EN GLUCOSA)
  • Hace descender el fósforo inorgánico y el potasio del suero.

Los diabéticos carecen de insulina en forma parcial o total ( de acuerdo al tipo de diabetes y a la gravedad de la misma), por lo que no se producen las anteriores acciones.

Por falta de insulina en el organismo diabético se establece:

  • Impedimento para que la glucosa pase a dióxido de carbono y agua (Glicólisis aeróbica o ciclo de Krebs).
  • Dificultad para el pasaje de glucosa a ácidos grasos por medio de la lipogénesis.
  • Disminución de la formación de glucógeno hepático y muscular. (impedimento a la glucogenosíntesis)

La insulina ha sido llamada la “HORMONA BANQUERA” por su capacidad de promover todos los fenómenos anabólicos de almacenamiento. Sus funciones son muchas y se pueden dividir de acuerdo al tiempo de respuesta de cada una de ellas en

  • Rápidos (segundos)
    • Transporte acelerado de glucosa, aminoácidos y potasio al interior de las células sensibles a la hormona.
  • Intermedios (minutos)
    • Estimulación de la síntesis proteica
    • Inhibición de la degradación de proteína y de la Gluconeogénesis y de la fosforilación.
    • Activación de la sintetasa del glucógeno muscular y hepático.
  • Retardados.(horas)
    • Incremento en mRNA para enzimas lipogénicas y otras.

Hay tejidos que son totalmente dependientes de la insulina para su funcionamiento como el hígado, el músculo esquelético, el corazón, el tejido adiposo y la gran mayoría de los tejidos corporales.

Algunos tejidos son “INSULINO-INDEPENDIENTES” o sea que no requieren del efecto facilitador de la hormona para movilizar su energía. Entre ellos los más importantes son los eritrocitos, el encéfalo, los túbulos renales y la mucosa intestinal.

La ausencia de insulina en el organismo es causante de la diabetes y esta ausencia puede ser total como es el caso de las diabetes tipo I o juveniles y las relacionadas con extirpación total del páncreas o parcial, como ocurre en la mayoría de las diabetes del adulto o tipo II (no insulino-dependientes).

En el humano la diabetes es una enfermedad relacionada a la herencia (Tipo II) o a lesiones pancreáticas generalmente inadvertidas. En los animales los únicos tipos de diabetes encontrados son los que se relacionan con la pancreatectomía, la administración de toxinas como la aloxana. Aunque se han descrito cepas de ratones y otros roedores y monos que presentan diabetes espontánea en alta frecuencia y recientemente se ha producido DIABETES EN PERROS y otros animales domésticos lo que demuestra que es el estilo de vida inadecuado el causante principal de esta enfermedad

Los médicos griegos llamaron diabetes a la enfermedad en la que se producían grandes volúmenes de orina y distinguieron la DIABETES SACARINA aquella en que la orina tenía sabor dulce de la DIABETES INSÍPIDA en la que no había ningún sabor en la excreta.

Existe controversia en el hecho que la diabetes se deba exclusivamente a la falta de insulina o que, por el contrario, exista un fenómeno de hiper-secreción de glucagón (la hormona producida también por las células alfa de los islotes de Langerhans que se contrapone en su efecto a la insulina). Esta convicción se basa en el hecho que pacientes o animales pancreatectomizados tienen niveles de hiperglicemia moderados o incluso logran mantener niveles normales o mucho más bajos que los pacientes diabéticos.

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